Día 4 - Enero 4, 2012
Carne. Qué cosa tan débil! A veces no tan débil cuando no se le da el suficiente fuego. Si nos ponemos a pensar, el cuerpo que llevamos es como una encomienda: aliméntalo, aséalo, cuidálo, perfύmalo, manténlo vivo y sano, etc, etc. Sin embargo, no nos encargamos de mantenerlo mentalmente en buenas condiciones. Con todas las cosas que no necesitamos, haciéndolo dependiente de éstas y dejando que nos afecten a largo plazo. Y cuando tienes una dependencia de cualquier tipo, tu mentee s quien lleva la batuta. Yo por ejemplo, soy un adicto (y lo digo así porque no deja de gustarme) a la Coca Cola (valga la payola). Y un@ se busca este tipo de adicciones, porque si nunca la hubiese probado o me la hubiesen enseňado (o la hubiese buscado), nunca hubiese conocido el sabor, color, sensación ni sus efectos. Sin embargo, tuvo que venir alguien, seguramente un familiar y brindarme un delicioso y frío vaso de esta bebida maravillosa (al paladar y demás órganos). Sin tener la más mínima idea de lo perjudicial que es y de los daňos a largo plazo que puede causar. Pero nos encanta, porque “a largo plazo” suena como que nunca va a llegar, como que es muy lejos para preocuparse ahora, y porque “ahora” es lo que más nos importa. Qué bien!
Asimismo, un sin nύmero de factores que vamos (por curios@s) conociendo en la interesante autopista de la vida. Y como la máquina es nueva, los daňos no se sienten hasta llegar a la curva antes de la recta final , cuando tenemos cuarenta, cincuenta y algun@s sesenta aňos recorridos. Pero en fin, son tan buenas estas seňales de tránsito que obviamos en la carretera de la vida, que seguimos creyéndonos que ha valido la pena.
Si nunca antes hubiésemos probado una hamburguesa con papas fritas y todo tipo de aderezos, nunca nos hiciera falta. Sabríamos que están ahí, escucharíamos las historias de los demás, nos imaginaríamos cómo son y cómo se sienten; pero no las extraňaríamos. Un éxito rotundo por una parte. Pero por la otra, nos perderíamos muchas de las cosas que no deberíamos perdernos al pasar por esta dimension tan misteriosa y la mayoría de las veces complicada. Complicada depende del punto de vista que la veamos. Y quiero pero no debo mencionar otra cantidad de cosas deliciosas que nos pasan por las narices cada segundo, como en un banquete en la sala de espera del infierno, donde todo se vale y donde ya no importa nada. Donde las consecuencias pasan aun tercer y cuarto plano (si es que aun vale la pena que ocupe un lugar). Donde nos creemos que el momento vivido sera memorado para siempre. Qué va? No pasan dos minutos cuando ya ni sabemos por dóde hemos empezado, ni nos importa. Que delicia! Lo que nos pida el cuerpo, lo que deseamos en el momento. Hablamos maňana.